Los Planetas, XX Aniversario de "Una semana en el motor de un autobús", Auditorio Manuel de Falla, Granada, 21 de septiembre de 2018
Cuando me enteré que Los Planetas iban a celebrar en Granada, su casa, el 20º aniversario del que para muchos es su mejor disco, "Una semana en el motor de un autobús", repasando uno a uno todos los temas en orden cronológico, en un auditorio a los pies de la Alhambra, con orquesta y coro, tuve claro que iba a ser algo especial, único e irrepetible y que por eso tenía que estar ahí sí o sí. Pero al mismo tiempo no tuve muy claro cómo iba a empastar la voz y la forma de cantar de J en este formato y cómo iba acabar todo esto.
Y con esas expectativas a medio gas, lo que se vivió allí resultó ser algo, valga la redundancia, de otro planeta. Con la sala a rebosar de un público entregado (cuarentón hay que decirlo) sabiéndose uno de los 1.100 espectadores de lujo de algo nunca antes visto, con asientos tanto frontales como traseros viendo la espalda de los músicos, fueron empezando a desfilar los temas: "Segundo premio", "Desaparecer", "La playa", "Parte de lo que me debes", "Un mundo de gente incompleta", "Ciencia ficción", "Montañas de basura", "Cumpleaños total" (el único momento en que J, siempre poco hablador, se atrevió a comentar algo... "20 cumpleaños" dijo), "Laboratorio mágico", dando paso a la salida del coro para acompañar las más intimistas "Toxicosmos", "Línea 1" y acabando con la mágica, para mí, "La copa de Europa"...
A ratos parecían bandas sonoras; a ratos la voz de J quedaba eclipsada ante la energía de tanto instrumento; a ratos, las tres últimas canciones sonaban a cantos angelicales. Una combinación sinfónica, un tanto explosiva, si bien éste era el disco idóneo para realizar este experimento que entusiasmó a los fieles seguidores y que nos dejó con ganas de más.
Un bravo a la idea, un aplauso a los 50 músicos y a los 46 miembros del coro de la Orquesta Ciudad de Granada, al director y arreglista Alonso Díaz Carmona, y una ovación enorme a Los Planetas por llevar tantos años haciéndonos viajar en su montaña rusa emocional. No conozco grupo más honesto consigo mismo y con sus raíces. Con cada disco y cada concierto me digo que ya no pueden emocionarme, pero cada vez los malditos van y lo consiguen, una y otra vez, durante 25 años.
Y con esas expectativas a medio gas, lo que se vivió allí resultó ser algo, valga la redundancia, de otro planeta. Con la sala a rebosar de un público entregado (cuarentón hay que decirlo) sabiéndose uno de los 1.100 espectadores de lujo de algo nunca antes visto, con asientos tanto frontales como traseros viendo la espalda de los músicos, fueron empezando a desfilar los temas: "Segundo premio", "Desaparecer", "La playa", "Parte de lo que me debes", "Un mundo de gente incompleta", "Ciencia ficción", "Montañas de basura", "Cumpleaños total" (el único momento en que J, siempre poco hablador, se atrevió a comentar algo... "20 cumpleaños" dijo), "Laboratorio mágico", dando paso a la salida del coro para acompañar las más intimistas "Toxicosmos", "Línea 1" y acabando con la mágica, para mí, "La copa de Europa"...
A ratos parecían bandas sonoras; a ratos la voz de J quedaba eclipsada ante la energía de tanto instrumento; a ratos, las tres últimas canciones sonaban a cantos angelicales. Una combinación sinfónica, un tanto explosiva, si bien éste era el disco idóneo para realizar este experimento que entusiasmó a los fieles seguidores y que nos dejó con ganas de más.
Un bravo a la idea, un aplauso a los 50 músicos y a los 46 miembros del coro de la Orquesta Ciudad de Granada, al director y arreglista Alonso Díaz Carmona, y una ovación enorme a Los Planetas por llevar tantos años haciéndonos viajar en su montaña rusa emocional. No conozco grupo más honesto consigo mismo y con sus raíces. Con cada disco y cada concierto me digo que ya no pueden emocionarme, pero cada vez los malditos van y lo consiguen, una y otra vez, durante 25 años.
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